Grutas de Balancanché Yucatán
Este sitio arqueológico, ubicado a 6 kilómetros al este de Chichén Itzá, consta de un cuadrángulo de plataformas y un sistema de grutas. Se infiere que en algún momento formó parte de la antigua ciudad prehispánica y que, de hecho, fue un espacio importante para el culto a Chaac, «Dios de la lluvia«.
A 200 metros de la entrada hay una formación geológica que resulta de la unión entre una estalagmita y una estalactita, la cual adopta la forma de una gran ceiba, el árbol sagrado para los mayas.
En este espacio se encontraron objetos ceremoniales como vasijas, incensarios y metates. Además, al fondo de la gruta, donde se encuentra el manto acuífero, se observa una ofrenda compuesta por incensarios y pequeños metates.

El lugar se descubrió en 1932, pero las investigaciones se profundizaron a partir del 15 de septiembre de 1959, día en que José Humberto Gómez, guía de turistas y apasionado de la cultura maya, se percató de que una sección de una cámara de la gruta no era natural.
Las cavernas que forman las grutas fueron asiento y refugio de culturas ancestrales, así como uno de los principales centros ceremoniales de la cultura maya.
En 1959, se encontró el altar con ofrendas ceremoniales al dios Chaac, el valor de la ofrenda encontrada es incalculable, tanto para los arqueólogos como para la población indígena que considera este tipo de formaciones naturales como la morada de los dioses y la entrada al inframundo.

El Jardín Botánico de Balankanché es también una muestra de la flora de la región, donde se pretende conservar y reproducir las mejores especies florales de la península.
En Balankanché hay instalaciones adecuadas para el visitante como estacionamiento, sanitarios, áreas públicas, museo y servicios de orientación e información. La visita al interior de la gruta es en grupos con guías.